Se ha hecho el silencio. Nos miramos todas y nos preguntamos ¿quien le abrió la puerta al pasado? Ella piensa en voz alta...
“El pasado no regresa si no le abres la puerta”, leí en el mensaje personal de Lula. No le entendí, seguramente se refería a algún suceso de su vida. Sin embargo, presagiaba cambios en la mía…
¿Quién le abrió la puerta al pasado? Me pregunto y sigo cuestionándome. Cómo fue que dejé pasar una idea perdida en el tiempo, y al hacerlo, se fueron abriendo ventanas, hoyos, agujeros, puertas y más puertas… primero él (convertido en huracán y en canción de Lady Gaga), luego aquélla, después fotos, y finalmente, mi diario que da cuenta de cada plantón y desplante de que fui objeto durante una temporada.
¿Quién lo dejó entrar? ¡Vaya pregunta! fui yo, explorando el ciberespacio en busca de información. Pero cuando abres una pequeña ventanita, se desatan fuerzas desconocidas que acaban por abarcarlo todo, y más ahora, que estamos a solo un clic de distancia y a dos segundos de cualquier persona alrededor del mundo, digo, si tienes banda ancha y una buena computadora.
He descubierto que no hay casualidades, sino causalidades, aunque el motivo real y último no se manifieste claramente a la primera. Es como cuando tomas un camino y no otro, y te salvas de que te asalten, o te encuentras a alguien que será importante en tu vida. “Los caminos del señor son inescrutables”, dice él.
Releyendo mi diario, encuentro a los mismos personajes que se repiten después de 20 años (25 para ser exactos). Los mismos que reaparecieron cuando abrí la puerta. Y recuerdo: “Todos los grandes hechos y personajes de la historia universal se repiten dos veces… la primera vez como tragedia y la segunda vez como comedia”. (K. Marx, Introducción al 18 brumario).
Pido: ¡Por favor, Dios, que ésta sea la comedia!, me hace falta reír un poco.
También me hace pensar que en esta vida ya están repartidos los papeles y los guiones, que nos movemos dentro de un escenario que solo da vueltas, una escenografía que unas veces muestra un radiante sol con florecitas y abejitas; otras, un huracán que deja el paisaje en la desolación total; en algunas ocasiones, es un espacio rutinario donde sube y baja el telón, y nada se mueve. A veces el cambio es drástico, a veces más relajado.
Comparo los personajes del pasado y del presente, y hemos cambiado. Ya no somos los mismos. El maquillaje y el vestuario han evolucionado con la moda. El parlamento presenta un cambio de formas, pero no de fondo. Las fotos me regresan mi imagen tersa, sin arrugas y sin canas, que si bien hoy son disimuladas con el maquillaje y el tinte, yo sé que están aquí.
Los mismos personajes… hemos avanzado por diferentes rutas hacia distintos destinos, para encontrarnos en un lugar sin lugar ni tiempo. Allá, arriba, en la web, la telaraña mundial. ¿Atrapados en una historia?
Por favor, que esta repetición de la historia sea la comedia, ya he llorado mucho.
Continuará...
"Nosotros, los de entonces ya no somos los mismos". No cabe duda de que abrirle la puerta al pasado es reencontrarnos con nosotros mismos y repensar lo que somos ahora.
ResponderEliminarTienes razón, podemos reinventarnos a la luz de lo que fuimos, y La Posibilidad de lo que seremos.
ResponderEliminarY recuerdo el poema 20 de Neruda, http://www.mundolatino.org/cultura/neruda/neruda_4.htm
Definitivamente ya no somos las mismas. Es mantener el pasado como recuerdo de lo lindo, es vivir el presente, es disfrutarnos cómo somos hoy: Mujeres plenas, seguras, exitosas con muchos proyectos de vida y con la posibilidad de sentirse vivas cuando El Amor se hace presente!!
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