Después de la risa loca por la planchada, algunas han optado por descansar y se retiran a alguna de las tantas habitaciones que tiene la casa de Morgana. Otras, se sientan y dormitan en los sillones coloniales frente a la chimenea (sí, tiene chimenea). Constanza aprovecha que Ella está dormitando para platicarle a Luisa de su aliento...
Ya instalada en la Casa Azul, Constanza reinicia su actividad laboral en donde Alinka era, además de su compañera y amiga, su cómplice.
Los días daban paso a los meses y Constanza cada vez estaba más cerca de Su aliento, con saludos fugaces en los pasillos, con pretextos para verse, ella sin saber que éste tenía un interés mayor y que la observaba desde sus espacios y de tiempo atrás. En alguna ocasión en la terraza de la Universidad, Constanza y su aliento conectaron con sus miradas y el momento se presentó para compartir un pequeño refrigerio antes de irse a casa. La mayor de las coincidencias en esa ocasión… El gusto por el café y el nombre de sus hijas.
Después de aquella plática en la cual el tiempo transcurrió sin advertirlo, se generó un mayor acercamiento, más conversaciones en los pasillos, saludos más frecuentes y la propuesta de salir a tomar un café. (Mmmh. ¿Ese café? Pasarían varios meses antes de que esa famosa cita se concretara). Por fin, coincidieron en una tarde-noche con una rica plática y un delicioso café.
En algún momento de esta historia, Constanza invitó a su aliento a una boda. Aquel mensaje nunca fue respondido, y entonces, dando por entendido que no había ningún interés por su parte, decidió alejarse. Pero la misma cotidianidad del trabajo los reencontraba con frecuencia y el acercamiento se daba. Constanza se mantenía en tierra, sin generar mayor ilusión.
Una vez más, se le presentó un compromiso fuera de la Ciudad y tomó la decisión de invitar nuevamente a su aliento. Esa vez la respuesta fue positiva. Y el tan esperado día llegó, coincidiendo con Alinka y Diana en aquel evento. Constanza y su aliento ya mantenían una mayor comunicación y una magia inexplicable. Justo en aquel evento la atracción pudo más y no se resistieron al primer beso. Así inicia una linda y romántica relación en donde ambos expresan a cada momento su sentir y su pensar.
El aliento de Constanza es un poeta que la hace feliz día con día, le genera una ilusión más de vida, un motor para seguir adelante… Es con cada mensaje, cada palabra, cada beso, cada caricia, con los colores como coincidencia, y los detalles de ambos (las galletas, los cafés, los mensajes, los cuadernos con hojas blancas que llenar y compartir)… tantas y tantas vivencias que cada vez los iban uniendo más; que los llevaba a sentirse y encontrarse con mayor frecuencia y disfrutando de su tierno y romántico amor.
Le expresa a su aliento: “Cuando estoy contigo descubro que el significado de compartir está en todas partes: en un libro, en un café, en una plática, en la música.”
Y Su aliento responde: “Construyéndote me construyo cada día. Gracias por tu sonrisa, amor y ternura…”
Continuará